Para que la investigación se pueda hacer de forma ética se pueden seguir códigos deontológicos. Estos códigos se hacen necesarios para mantener en cuenta aspectos como el respeto mutuo, la solidaridad, la dignidad de las personas, la no discriminación, etc., independientemente del modelo de investigación que se realice.
De no seguir tales códigos, surgen problemas éticos en la investigación educativa. Estos problemas pueden derivar en la no utilización de la investigación para fines educativos y de la incorrecta utilización que se haga de la misma. De este modo, se analizan los problemas éticos con respecto a los participantes en la investigación, al desarrollo del trabajo y al mismo investigador.
· Problemas éticos respecto a los participantes
Es necesario establecer el respeto a la autonomía de los participantes. Un daño moral se genera en una persona al emplear la información que se conoce sobre ésta de manera errónea o inventándola. Existe un buen número de investigaciones que habiendo aportado supuestos resultados importantes al conocimiento, provocaron irreversibles daños morales. Además de ello, aspectos como la privacidad, confidencialidad y cautela al emitir juicios deben ser tomados en cuenta.
· Problemas éticos en el desarrollo del trabajo
Según Christie y Alkin (1999) existen casos bajo los cuales es probable utilizar inadecuadamente las diferentes etapas del proceso de investigación. Es desde la planificación de la investigación cuando fruto del provecho político, la publicidad o el mantenimiento del prestigio se comienza a generar un mal uso de la investigación, el cual, una vez iniciado, puede hacer que se trunque o estanque el proceso. Bajo este esquema, los resultados no poseerán características verosímiles tendiendo a aceptar hipótesis falsas, modificar conclusiones o simplificar los resultados.
· Problemas éticos del propio investigador
Algunas veces, las grandes expectativas hacen que los autores produzcan fraudes que se plasmen en informes con datos falsos. Tal error puede desencadenar en daños a los participantes de la investigación, daños a los investigadores del gremio y años a la sociedad en general.
Entre los daños a otros investigadores se halla el plagio, de cual existen tres tipos: copia literal de un trabajo de investigación realizado por otros colegas y presentarlo como propio; empleo de trozos de textos o citas de otros autores sin citarlo; empleo de la propiedad intelectual de un autor, sin su permiso expreso.
Por su parte, la utilización de datos falsos se puede deber a desear confirmar la hipótesis a cualquier precio por representar un beneficio empresarial, o bien, conseguir mayor reputación. Estos problemas han llevado a las asociaciones de investigación educativa a establecer códigos éticos entre sus asociados.
Los Códigos éticos son estipulaciones que enmarcan las conductas éticas de los trabajadores de una misma profesión. Su centro es la consideración de valores positivos.
La American Psychological Association (APA), en el año 1940, comenzó a regular la publicación de artículos para no incurrir en daño moral, preservar la confidencialidad y respetar a los participantes de la investigación. Después de ello, en 1992, surge el código de AERA que, además de señalar la importancia del respeto a los derechos y dignidad de los participantes en la investigación, hace referencia a los fraudes de datos versando como sigue:
“La investigación educativa no debe fabricar, ni falsificar, ni ser fraudulenta con los datos, evidencias, resultados o conclusiones. Los investigadores deben, además, controlar el uso para evitar propósitos fraudulentos”.
Con lo anterior, es posible visualizar más específicamente las implicaciones a las que conlleva el fraude, por lo que, a favor de investigaciones cada vez más fieles a la realidad, se requiere seguir códigos éticos permitiendo un verdadero desarrollo de la investigación, en este caso, la educativa.