La enseñanza
docente se ha buscado, desde que la educación formal se inició, sea de mayores
contenidos de los que se pueden ofrecer en un hogar. Si los padres pudieron
alcanzar un grado de estudios avanzados será muy probable que al alumno no se
le dificulte demasiado comprender ciertos conceptos, ya que sus padres le
pueden guiar en el entendimiento de estos. No obstante, la tarea de los padres
no incluye necesariamente instruir a sus hijos en cuestiones científicas y
técnicas. Es por ello que se implementaron las escuelas o los centros de
educación donde se reúnen educadores y educandos cuyo fin más importante es conocer por
niveles lo que la sociedad humana ha descubierto, inventado y comprendido
valiéndose de todo cuanto le rodea e incluso de sí mismo.
Tales
perspectivas de educación a la verdad no han seguido un patrón constante de
crecimiento y maduración. Dependiendo de la sociedad y de las situaciones que
se estén desenvolviendo en esos tiempos la educación tendrá progresos en sus
métodos o retrocesos. Actualmente, se han detectado algunas barreras que han
perjudicado la labor de los docentes. Tales problemas tienen como punta de
iceberg la apatía para aprender por parte de los educandos o los grupos numerosos atendidos por un solo
maestro. Esto ha llevado a los estudiosos en el tema a replantear las bases del
porqué se educa y retrasar los caminos para no perder el sendero correcto. No
se lleva a la escuela al estudiante para simular que aprende, sino para que lo
que logre comprender le sirva en un futuro para aplicarlo en la vida.
Se ha revisado
el enfoque pedagógico que está detrás de
la acción educativa. En otras palabras, se ha revisado la razón de ser
de la labor docente. Es posible situar la problemática dentro de tres enfoques
pedagógicos: centrado en la materia enseñada, en el alumno y en lo social.
El primer
enfoque refiere a que los contenidos deben provocar que el estudiante se
comprometa con un interés genuino en comprender cuanto se desea que aprenda.
Par ello, en primera instancia, debe comprender de manera básica por qué debe
aprender. Si a un ser humano se le educa mediante premios y castigos, se verá
que su comportamiento no seguirá una ruta creativa.
El segundo
enfoque trata sobre el interés que el alumno ponga en sus estudios, fruto de
estar motivado por la utilidad de los mismos conocimientos. Al hacer esto se
genera un compromiso para intentar aprender cuanto el maestro pueda mostrarle
para su bien.
El docente, por
su parte, debe aportar a la mente de sus estudiantes conocimientos de acuerdo a
su contexto cultural, político y económico, dándole un sentido realista.
En conclusión,
la vida estudiantil del educando debe estar profundamente ligada a su contexto
para adquirir un significado que le permita aplicar lo que aprende. El educador
debe provocar en el estudiante el interés por aprender mostrándole que ello le
servirá en un futuro dejándolo desenvolverse lo más posible para aprender más
por interés que por imposición.
Victoriano Téllez Pérez
Es indispensable que los estudiantes tengan claro como van a aplicar el conocimiento que adquieren, es necesario vincular lo aprendido a la realidad.
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