viernes, 8 de marzo de 2013

La educación social: Intervención socioeducativa en la problemática del absentismo escolar. Centro Superior de Estudios Universitarios La Salle. 2005

Evaluación, hoy en día, es un concepto que ha adquirido un sentido superficial y equivocado debido a que en la misma práctica no se ha sabido implementarla y, por lo tanto, la gente involucrada no ha adoptado una filiación a este tipo de intervenciones.

La ideas que han surgido en torno a ala evaluación son las siguientes:

Por el contrario de cualquier idea que implique a la evaluación con lo dictatorial, esta puede tomar un sentido  más profundo, que determine nuevos rumbos y sirva de sostén para nuevas formas de pensamiento y comportamiento.

En todos los procesos de evaluación es posible destacar los siguientes componentes que la hacen ser en verdad útil:


 Finalmente es importante recalcar que toda acción evaluativa es una forma particular de intervención en la realidad. 

Evaluación de un programa de intervención familiar educativa. Clara Pérez Cárdenas. 2005.


Al finalizar las sesiones se consiguió que las familias tomaran una mejor percepción de sus problemas y así pudieran tener idea de cómo afrontarlos.

Evaluación educativa. Elementos para su diseño

El definir el enfoque pragmático con el que se desea trabajar y obtener resultados es trascendental para que una evaluación rinda frutos coherentes a la realidad y de calidad.

Algunos de los aspectos que se deben conocer antes de la evaluación son: Perfiles de ingreso, tipo de escuela de procedencia, clara visión de los estilos de aprendizaje, hábitos de estudio de los alumnos, estilos y usos didácticos y perfiles profesiográficos de los maestros.

La intención que tiene un acto educativo es base para que este se lleve a cabo de manera eficaz, por esa razón, se debe especular bajo este propósito.



SELECCIÓN DE LA ESTRUCTURA DE EVALUACIÓN
Existen varias vertientes de acceso disponibles, y ampliamente documentadas, para efectuar la evaluación:


LOS EVALUADORES Y EL AMBIENTE DE EVALUACIÓN
Desde un plano riguroso, el que evalúa debe ser alguien interesado en el tema, es decir, alguien que tenga voz sobre las decisiones que se puedan tomar sobre lo evaluado. Sin embargo, debido a que esto en variadas ocasiones no es posible, se requiere cumplir con los siguientes requisitos:
- Que los objetivos de evaluación deben ser conocidos por los sujetos a evaluar.
- Que los evaluadores deben ser entrenados para tal fin.
- Que toda evaluación genera una carga en los sujetos a evaluar.
- Que la confidencialidad de los resultados debe ser suprema.
- Que una actitud inadecuada de los evaluadores puede generar un tipo de violencia simbólica.
- Que ninguna evaluación de ser condicionada o sus resultados inducidos.
- Que se deben generar zonas de confort para aplicar la evaluación.

INTERPRETACIÓN Y CONCLUSIONES
Al interpretar los datos de la evaluación se debe ser conciso en su descripción y en la redacción de los puntos destacables. Debido a su procedencia, no es conveniente argumentarlas.

miércoles, 20 de febrero de 2013

La Investigación y el Diagnóstico en la Educación: Conceptos y Tendencias.

Mari, Mollá Ricard. (2001) Diagnóstico pedagógico. Un modelo para la intervención psicopedagógica, pp 75-125. Ediciones Ariel S. A. Barcelona.

El Diagnóstico no es reducible a una mera técnica de evaluación , sino que en él se puede construir una disciplina científica aplicada. Para Fernández Ballesteros el procedimiento científico empleado es el método hipotético deductivo.

De los modelos que se han gestado con el fin de establecer instrumentos del conocimiento se puede hacer mención del positivista y del postpositivista. Ambos modelos se contrastan. El paradigma o modelo positivista afirma que el saber científico se encuentra en un proceso continuo de acumulación y crecimiento y surge con la verificación como criterio de cientificidad; por el contrario, el paradigma postpositivista, tiene como criterio la falsabilidad, afirma que ningún enunciado científico es objetivo y que sólo pueden ser una aproximación de la realidad, asume una perdida de certidumbre y la necesidad de conocer un mundo en el que el azar y el desorden (Morin, 1977) tienen que considerarse.

Dos expositores del postpositivismo son Kuhn y Popper.

Kuhn en su libro Estructura de las Revoluciones Científicas (1962), afirma que la ciencia no se acumula, que la ciencia se aprueba y se refuta, se aprueba y se refuta, en un ciclo continuo sin límites. Popper, por su parte, dice que la ciencia se encuentra en n arevolución permanente.

Si bien es cierto que según la lógica de cada quien, algún modelo puede parecer mejor que otro, en mcuhas ocasiones lo que llevará a decidirse por uno o por otro al investigador será la vigencia del paradigma y si es empleado por sus contemporáneos en el campo de estudio o no. Es normal que los científicos adecuen su investigación al corpus del conocimiento científico aceptado, volviéndose acumulativo el conocimiento en ese momento. Pero cuando sobreviene un periodo de crisis o revolucionario en el desarrollo de la ciencia debido a errores o cotradicciones internas en el paradigma, o por la existencia de una teoría que compita con los cánones de investigación o presiones sociales, se produce un cambio de paradigma. Primero, el nuevo paradigma debe resolver algunos problemas sobresalientes insolucionables de otra forma; segundo, el nuevo paradigma debe preservar una parte relativamente importante de los recursos y procedimientos metodológicos que se han acumulado en la ciencia a través de los predecesores.

Hay entonces, muchas maneras de comprender la realidad, pero, según las aportaciones anteriores, la prueba de la experiencia, el contraste teórico- metodológico con la propia realidad, eslo que nos acerca a posiciones más adecuadas.

A continuación se muestra un cuadro que resume las características de los paradigmas antes mencionados, añadiendo el subjetivista, de acuerdo a sus componentes ontológico, epistemológico y metodológico.

Tabla 1. Asunciones sobre la naturaleza el positivismo, postpositivismo y subjetivismo.

 Paradigma interpretativo-cualitativo

Uno de los movimientos emergentes es el paradigma cualitativo,naturalista, interpretativo o humanista. Sus inicios se situan en la corriente cultural desarrollada a partir del postulado de libre examen de los teólogos protestantes del siglo XVII.

La variedad de supuestos orígenes en influencias ha hecho difícil delimitar las características distintivas de este nuevo paradigma. Dado su origen, estuvo muy marcado por la oposición frontal al modelo denominado científico o cuantitativo. Cook y Reichardt (1986), presentaron una lista de once atributos presentados a continuación:

Tabla 2. Atributos de los paradigmas cualitativo y cuantitativo
según Cook y Reichardt.


El introducirnos a los diferentes paradigmas de la búsqueda y comprensión del conocimiento, en realidad, hace que pensemos en cómo estas se pueden relacionar para evitar contradicciones o mejorar nuestras posturas al unir diferentes visiones. Las generalizaciones iniciales deducidas de la investigación original, no estaban necesariamente equivocadas y, además, su importancia es extraordinaria, ya que a partir de su formulación, discusión y expansión han cambiado los procesos sociales, así como las persepciones de los mismos. Ahora bien, después del proceso, deben ser reformuladas en términos de las nuevas ideas de las nuevas teorías.

Han aparecido voces más constructivistas que han intentado analizar las relaciones existentes entre las diversas alternativas paradigmáticas con el fin de hacer posible la emergencia de los criterios que pueden hacer valiosa una u otra alternativa. Estas relaciones son: supremacía, anarquismo metodológico, contingencia, síntesis y dialéctica, de las que la penúltima, la síntesis, es la que postura mayor consenso entre los autores, al sostener que la mejor propuesta relacional sería la combinación de los diferentes paradigmas, de forma que se pueda dar una respuesta mejor a las exigencias del problema con el que se enfrenta.

Existen muchas otras corrientes, pero las mencionadas son las más destacables, su número es una maniestación más de que la crisis de la ciencia no ha concluido y que estamos obligados a convivir con esta situación, sin embargo, conocerlas se hace necesario al elegir, aplicar los modelos y registrar sus resultados.

jueves, 7 de febrero de 2013

Escuela y Familia: Una cooperación para el desarrollo

Antonio Muñoz García
Universidad de Granada
Moreno, Miguel (1997) Intervención psicoeducativa en als dificultades del desarrollo. Editoriales: Ariel S. A. Barcelona pp. 135-152.
 
Moreno (1997) comienza explicando que la reciprocidad y la intencionalidad son factores fundamentales en todo intento de justificación racional de la necesidad de cooperación multiprofesional en los procesos educativos tomando en cuenta que el desarrollo es el resultado de la interacción entre el sujeto con su entorno teniendo transformaciones no solo el que aprende sino también lo que lo rodea gracias a su actuar. Todo agente que aprende demuestra su calidad por las acciones que realiza. Si no trasforma algo en sí, al menos sus ideas, es dudoso que el sujeto haya comprendido un poco lo que se e propuso entender.

Para que una acción educativa conjunta rinda frutos se debe fomentar la participación de los padres de forma activa en la educación de sus hijos haciendo que después se ivolucren otros padres, y finalmente generando actividades interdisciplinares. Acercar criterios y delimitar responsabilidades es un fruto de esta interacción. El participar activamente en el proceso educativo de los hijos incrementa su rendimiento. Son los padres los que poseen un mejor conocimiento de los hijos, por lo tanto, ellos pueden informar más adecuadamente sobre aspectos que pueden ser relevantes para el actuar docente.

Hoy día el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales, afectivas, morales, etc., debe ser tomado en cuenta de manera integral, lo cual refleja si la interacción familia- escuela ha sido la adecuada o falta actuar con mayor interés.

En la familia es donde por experiencia aprenderá de conductas complejas mediante la observación y posterior ensayo y práctica que de otro modo requeriría de una inversión más prolongada de tiempo explicando tales aspectos. Tales aprendizajes, por ejemplificar algunos pueden ser cómo hacer frente a situaciones estresantes o aprender a cuidar el aseo personal. 

La institución familiar es pues un contexto en el que el niño aprende a desarrollarse, aunado en menor medida a la escuela, las instituciones eclesiales, deportivas, etc.La familia, sobre las demás instituciones, tiene mayor relevancia debido a los siguientes aspectos:

  • Cuantitativamente, es el ámbito donde el niño pasa más tiempo durante la infancia.
  • Cuando el clima es adecuando, es en la familia donde se aprenden a desarrollar valores sociales y se aprenden normas gozando de una tolerancia mayor que la que se proporcionaría fuera del hogar permitiendo aprender a actuar adecuadamente.
  • La enseñanza de valores tradicionales
  • El desarrollo de habilidades afectivas que facilitan la interacción adecuada de manera modulada y coherente con individuos externos y miembros a la familia.
La desentraliazción de las funciones de la familia, ha hecho que otros actores sociales encuentren un rol cada vez más marcado que contibuya a enriquecer el conocimiento del que aprende para facilitar la comprensión de actitudes correctas.

De ello se deriva que la involucración de los padres en la educación de sus hijos no sólo debe ser promovida por los padres mismos, sino también por las autoridades y demás agentes escolares.

El rol del psicopedagogo por ejemplo, será proporcionar de información acertiva de como facilitar el desempeño escolar de sus hijos, optimizar el aprovechamiento de los recursos educativos, proporcionar orientación y apoyo, así como coordinar el diseño, planificación e implementación de programas preventivos dirigidos a la reducción de la probabilidad de que existan transtornos de conducta o dificultades de tipo emocional.

Esto hace notar que la formación de los hijos requiere de una constante formación de los padres para que puedan responder a los cambios generados a lo largo de la educación de sus hijos.



De existir fracaso escolar, familia y escuela se ven responsabilizados y deben actuar juntos para resarcir los errores cometidos. El fracaso escolar es entendido por Martínez Muñiz (1986) como una dificultad grave que puede experimetar un niño con un nivel de inteligencia normal o superior, para seguir un proceso escolar de acuerdo a su edad. Este fracaso se encuentra marcado por al confunsión y desorientación. Para actuar oportunamente, se pueden modificar los siguientes aspectos:

  • la autoestima del individuo
  • el manejo de pulsiones
  • el establecimiento de principios de disciplina y normas de conducta.
Factores como la disfuncionalidad de la relación de pareja, las actitudes como pareja hacia los hijos o los patrones de comportamiento que redunden negativamente en las relaciones padres e hijos dificultan el aprovechamiento y deben desaparecer o reducirse del contexto del estudiante, siendo que para ello los padres son los que deben modificar aspectos de su propia conducta.


Para que sea más ágil la modificación de estos factores disruptivos, la escuela puede evaluar como ha de resolver los problemas de ajuste escolar o familiar, ya que esta es la responsable de la educación formal del estudiante. Se busca con ello mejorar la implicación educativa de los padres, nulificando el desinterés en la educación de sus hijos.

Para que las oportunidades educativas realmente se proporcionen a sus destinatarios en la sociedad, se deben suavizar las brechas que se dan a nivel microsocial debido a las disfunciones que se dan en cada familia, dado que esta es objeto de promoción o marginación.

Los miembros escolares y familiares deben hacer su mayor esfuerzo por incrementar las oportunidades de desarrollo positivo para que tales brechas y demás obstáculos se vean reducidos haciendo que la calidad educativa del estudiante aumente junto con su calidad de vida. Esto no será posible sino hasta que la atención en los puntos críticos como lo es la constante comunicación familia- estudiante- escuela se vea impulsada de manera activa por mecanismos de organización que se esmeren en activar y mantener dinámicos los procesos de estimulación para el aprendizaje.

Victoriano Téllez Pérez









miércoles, 6 de febrero de 2013

Mari, Molla Ricard. (2001) Diagnóstico pedagógico: Un modelo para la intervención Psicopedagógica. Ediciones: Ariel S.A. Barcelona, pp. 127-197.

Para intervenir de manera eficiente en la educación de un estudiante se debe tener muy en cuenta la aplicación de un diagnóstico pedagógico para así establecer con rumbo los cambios que se requieran llevar a cabo con el fin de mejorar el rendimiento escolar.

Existe una variedad importante de modelos susceptibles de ser acoplados a casos concretos en el ámbito de la educación. Es necesario para ello identificar cual de los modelos es el más adecuado, independientemente de si va a ser parcialmente modificado o no, para así no partir de cero. 

Un modelo de diagnóstico evita un exceso de empirismos para resolver los problemas que acontecen en la labor docente cotidiana y específica. El educar requiere de un control de cómo ingresa y egresa el estudiante para poder evaluar verazmente la calidad de educación recibida. 

La etapas del diagnóstico pedagógico son: el análisis de la información, la valoración de la información, la intervención, la evaluación del proceso diagnóstico, la planificación, la recopilación de datos, la comprobación de las realizaciones de los alumnos, la interpretación, la devolucion de resultados y el tratamiento.

El diagnóstico pedagógico se sustenta en su carácter dinámico, individual y sistémico que permite ver de manera integral el desarrollo del alumno.

Es importante que una vez implementado un sistema de diagnóstico acertivo, se continue con acciones preventivas o correctivas que se realicen a la par para obtener resultados cada vez más favorables en beneficio del alumno.


Victoriano Téllez Pérez

domingo, 27 de enero de 2013

“La intervención educativa. Un campo emergente en México”


Rugarcía, Armando Torres (1996).  Educar en valores. Universidad Iberoamericana G. C. Puebla, México pp 11-23.

La intervención educativa es, sin duda, un modo de allegarnos a la mejora continua de los procesos de aprendizaje en las sociedades. El hecho de intervenir de modo positivo para producir un mayor interés en la educación en los alumnos, padres de familia y en los maestros es una tarea que eleva a calidad de vida de una comunidad creando gente que piensa sobre sí mismo de una mejor manera y que continúa pensando en el bienestar de los demás.


En México es urgente llevar a la práctica este tipo de intervenciones, sobre todo y con urgencia, en las zonas donde los índices de marginación son altos. Cuando hay más de dos involucrados, alumno y maestro, se presta el ambiente para innovar. Al involucrarse padres de familia y autoridades en temas educativos de manera directa en las escuelas, se motiva a mejorar las prácticas docentes y, aún más si se les incentiva, no necesariamente de manera económica. 


Teresa de Jesús Negrete Arteaga al investigar sobre este tema, se valió de 190 páginas web que hablan sobre nociones de intervención educativa a la par que rastreó proyectos y experiencias. Fue en el Departamento de Investigaciones Educativas donde se puso el andamiaje para analizar tales avances y edificar sobre ellos las nuevas propuestas a aplicar para mejorar la educación. 


Después de revisar tales contenidos relacionados con la intervención educativa, se detectó una tendencia en las escuelas a descentralizar los contenidos dados a los alumnos con el fin de aterrizarlos a la realidad próxima del educando. Tales factores de cambio se pueden resumir de la siguiente forma:


a) Otros espacios. Refiere a involucrar instituciones y personas que comúnmente están fuera del contexto del aula. 

b) Diversos modos de abordar el quehacer educativo. Se refiere a ubicar de manera singular lo enseñado a los alumnos según el lugar en el que se encuentren y su tiempo.

c) La tarea educativa como medio. El fin no es la tarea educativa sino algo más sublime, como la mejora continua de la calidad de vida en todos sus aspectos de la persona. La tarea educativa es una herramienta.

d) Los contenidos educativos no están previstos e incluyen temas y problemas múltiples. Diversos temas no son tocados por los planes y programas de estudio, ya que estos pertenecen a un ámbito muy particular, más especializado o que se ha incluido en contenidos de grados de estudio más elevados.  Tales temas pueden ser de salud, sexualidad, familia, inclusión social, medio ambiente, desarrollo comunitario, entre otros.



Tales modificaciones enriquecen los contenidos y los llevan a un marco más aplicable y comprensible. Michel Foucault (1951, 59) describe esto como un “campo práctico en el cual se despliega”, lo que significa que de cada contenido se pueden desplegar otros tantos que impregnen el conocimiento en la memoria de los estudiantes dándole un mayor significado.



Ahora bien, 51.05% de los sitios web visitados, hablan de algún modo de la intervención educativa aludiendo a experiencias de acción. El 48.94% habla en base a procesos de formación, no obstante, de los procesos de formación, sólo el 8% refiere en la web a la formación de docentes, el resto a la formación de profesionales en educación, como pedagogos o estudiosos de las corrientes epistemológicas relativas a la educación.


Algo destacable y con lo que se concluye, es que es de suma trascendencia que, actualmente, las instituciones de educación superior, se están dando a la tarea de incluir en su quehacer talleres, cursos o demás modalidades de enseñanza que permiten al docente empaparse de conocimientos más profundos y diversos para poder impartir sus clases con mayor calidad ya que la interacción con grupos de trabajo distintos genera un acervo académico y cultural más grande. Muchos de los conocimientos que cualquier ser humano posee se deben a que los obtuvo por la experiencia o porque alguien más, de viva voz, le ha contado la propia. Esto hace que se destaquen muchos conocimientos no incluidos de manera formal en un programa pero que de manera oral se transmiten y son de gran provecho para quien los recibe.


La intervención educativa en este contexto, logro descubrir que es necesario fomentar de algún modo más cuidadoso la propagación de ciertos conocimientos que por ser de índole empírica, no se les ha dado el valor que merecen, siendo trascendente tomarlos en cuenta para llevar el conocimiento a la práctica en situaciones reales.

Victoriano Téllez Pérez

"Educar para vivir, vivir para educar”

Rugarcía, Armando Torres (1996). Educar en Valores. Universidad Iberoamericana G. C. Puebla, México pp 11-23.


El proceso educativo es un acto de amor entre los seres humanos, ya que compartimos entre si lo que sabemos, lo que tenemos, lo que sentimos, lo que queremos, lo que necesitamos; así en cada circunstancia estamos aprendiendo a dar y a recibir, haciendo de nuestra vida un constante aprendizaje. Rugarcía, (1996) nos dice que la enseñanza es necesariamente un acto de amor, o mejor dicho, una sucesión de actos de amor.



En el proceso de enseñanza-aprendizaje organizado y consciente, se buscan cambios profundos y radicales en las personas, tanto de la mente (conocimientos y formas de pensar), como del corazón (sentimientos); lo que implica cambiar los paradigmas. A este proceso de Educación, Rugarcía, (1996) lo llama “revolución amorosa”, así el hombre se va humanizando.



La educación informal se da durante toda la vida, intercambiando los roles de educador y educando, sin una relación formal.



En la educación formal, generalmente escolarizada, cada elemento toma su rol, el de educador y el de educando. Aquí es en donde cobra mucha importancia la vocación del educador; que lo sea por convicción, por amor a los seres humanos (niños, adolescentes, jóvenes y adultos) según el nivel de escolaridad o de desarrollo intelectual y emocional; buscando ese cambio formativo, que les ayude a saber vivir mejor, en todos los aspectos. En la actualidad, Rugarcía nos dice que “la Educación – la verdadera educación – ha muerto y que el hombre está olvidado”; esto en gran parte es cierto, ya que la “educación escolarizada” está respondiendo más a la capacitación de “recursos humanos para la productividad”, dejando a un lado o minimizando la formación integral de las personas para saber vivir. Incluso la mayoría de los padres de familia de los menores y los propios alumnos le dan mayor importancia a la adquisición de conocimientos y al desarrollo de destrezas para el trabajo y así tener los medios para adquirir satisfactores materiales , que a la educación en valores para convivir y buscar la felicidad.


 

Actualmente se establecen criterios de “calidad educativa”, promoviendo el “ conocimiento mecánico, memorístico y/o utilitarista”, con el uso de recursos materiales tecnológicos y didácticos; estos últimos si ayudan al proceso educativo, pero no son la solución. Por el contrario, se va olvidando la formación humana, tanto de educadores y educandos, así como de sus familias, lo que está provocando una crisis en el desarrollo humano, la deshumanización, en donde importan más las cosas que los humanos. 



En la mayoría de las poblaciones, ciudades, instituciones, organizaciones, etc. Nos quejamos de tantos problemas como la injusticia, las agresiones, los robos, las enfermedades, etc. Pensando que es el proceso de decadencia inevitable de la humanidad.



Ante esta situación preocupante y caótica. Rugarcia, (1996) nos propone  “ la formación en valores como el único antídoto que puede rescatar al hombre… que resucite todas las dimensiones olvidadas”.  Que forme al hombre integral, desde la familia, la escuela y en la sociedad.  Es necesario que los docentes nos concienticemos y rescatemos el verdadero sentido de la educación, promoviendo una “revolución docente” que rescate el verdadero “ ser de la educación”: “Educar para vivir”. Que reaprendamos a conocer y practicar una educación humanizante. Se trata no de enseñar y aprender memorísticamente los valores, las leyes y las normas, si no de  reconocer los ¿por qué? y ¿Para que?, poniéndolos en práctica y conocer sus beneficios para nosotros mismos y los demás.



“El camino pasa por la triada que ya identifica  el “Credo pedagógico” de Rugaría: Formar a los alumnos en la comprensión de conocimientos, desarrollo de sus habilidades de pensamiento crítico y creativo y la vivencia de actitudes acordes con los valores que se van descubriendo y asumiendo como válidos”



Se trata de que “cada persona o educando sea capaz de construir su propio camino”, su propia vida, con ese espíritu de libertad y responsabilidad que debemos desarrollar. Aprendiendo y comprendiendo conocimientos, habilidades y desarrollando actitudes firmemente asumidas que avalen y sustenten una vida que valga la pena ser vivida”



Formar en valores implica tres elementos: Formar en un clima de diálogo, dando su capacidad de dar razón de sus decisiones y que asuma sus consecuencias, con responsabilidad.



El ser humano es capaz de transformarse individualmente y de transformar a los demás; en el aspecto científico, tecnológico y humanista, en un ambiente democrático y de libertad.



Rugarcía, (1996) parafrasea al padre General de los Jesuitas diciendo que “ los valores se descubren con el intelecto, se sienten con el corazón, se viven con todo el ser”. Este cambio es necesario en todos los agentes, especialmente entre los docentes “ transformando “la mente y el corazón de los maestros”, por la verdadera conversión intelectual y moral” de los docentes; así como con los educandos y sus padres o tutores.



La educación es un valor fundamental, lo que orienta a Armando Rugarcía en todas sus funciones docentes universitarias; la idea fundamental  es “hacer crecer” a los demás, educando para sus acciones y decisiones. El agente principal de cambio es el docente.



Los valores dan sentido a la vida personal y social, ya que “vale la pena vivir y entregar la vida a la preocupación , cultivo, cuidado y servicio de los demás”, aún remando contra corriente.



Es necesario revalorar la ética personal y profesional, superando las costumbres de la moralidad actual. Esto implica fomentar el respeto de las personas como son y de la naturaleza para propiciar el bienestar en el ambiente natural y social en el que se vive; promoviendo un cambio propositivo.



Lo fundamental es la transformación de la persona que se estructura dinámicamente con el conocimiento de si mismo, apropiándose de si mismo y de su mundo que le rodea, tratando de entender el ser y el quehacer de la educación; “eso entendido e conceptualiza, se formula y se define para elaborar juicios de verdad que justifiquen racionalmente y den razones de la realidad educativa sin retoques ni distorsiones ideológicas” Rugarcia, (1996).



Lonergan afirma que: Atender, entender y juzgar son los supuestos para valorar y decidirnos” en lo que aprendemos, entendemos, comprendemos y usamos para satisfacer nuestras necesidades individuales y comunitarias; así somos capaces de transformar nuestra realidad y nuestro entorno.


Victoriano Téllez Pérez

        


“El sentido del docente y sus consecuencias en la educación”

Rugarcía, Armando Torres (1996). El sentido docente y sus consecuencias e la Educación, en Educar en Valores. Universidad Iberoamericana G. C. Puebla, México pp 51-71.


La enseñanza docente se ha buscado, desde que la educación formal se inició, sea de mayores contenidos de los que se pueden ofrecer en un hogar. Si los padres pudieron alcanzar un grado de estudios avanzados será muy probable que al alumno no se le dificulte demasiado comprender ciertos conceptos, ya que sus padres le pueden guiar en el entendimiento de estos. No obstante, la tarea de los padres no incluye necesariamente instruir a sus hijos en cuestiones científicas y técnicas. Es por ello que se implementaron las escuelas o los centros de educación donde se reúnen educadores y educandos  cuyo fin más importante es conocer por niveles lo que la sociedad humana ha descubierto, inventado y comprendido valiéndose de todo cuanto le rodea e incluso de sí mismo. 


Tales perspectivas de educación a la verdad no han seguido un patrón constante de crecimiento y maduración. Dependiendo de la sociedad y de las situaciones que se estén desenvolviendo en esos tiempos la educación tendrá progresos en sus métodos o retrocesos. Actualmente, se han detectado algunas barreras que han perjudicado la labor de los docentes. Tales problemas tienen como punta de iceberg la apatía para aprender por parte de los educandos  o los grupos numerosos atendidos por un solo maestro. Esto ha llevado a los estudiosos en el tema a replantear las bases del porqué se educa y retrasar los caminos para no perder el sendero correcto. No se lleva a la escuela al estudiante para simular que aprende, sino para que lo que logre comprender le sirva en un futuro para aplicarlo en la vida. 


Se ha revisado el enfoque pedagógico que está detrás de  la acción educativa. En otras palabras, se ha revisado la razón de ser de la labor docente. Es posible situar la problemática dentro de tres enfoques pedagógicos: centrado en la materia enseñada, en el alumno y en lo social. 


El primer enfoque refiere a que los contenidos deben provocar que el estudiante se comprometa con un interés genuino en comprender cuanto se desea que aprenda. Par ello, en primera instancia, debe comprender de manera básica por qué debe aprender. Si a un ser humano se le educa mediante premios y castigos, se verá que su comportamiento no seguirá una ruta creativa.


El segundo enfoque trata sobre el interés que el alumno ponga en sus estudios, fruto de estar motivado por la utilidad de los mismos conocimientos. Al hacer esto se genera un compromiso para intentar aprender cuanto el maestro pueda mostrarle para su bien.


El docente, por su parte, debe aportar a la mente de sus estudiantes conocimientos de acuerdo a su contexto cultural, político y económico, dándole un sentido realista.


En conclusión, la vida estudiantil del educando debe estar profundamente ligada a su contexto para adquirir un significado que le permita aplicar lo que aprende. El educador debe provocar en el estudiante el interés por aprender mostrándole que ello le servirá en un futuro dejándolo desenvolverse lo más posible para aprender más por interés que por imposición.

Victoriano Téllez Pérez